Todos alguna vez hemos sufrido la decepción o desilusión con respecto a una persona o hemos sido la persona de la cual alguien se desilusionó o se decepcionó. Esto nos produce un desgarro en el alma que es necesario atender, procesar y superar. En estas líneas aportaremos algunos consejos que pueden serte muy útiles:
1. No esperes demasiado de alguien. Todas las personas, incluyéndonos somos imperfectas, y por naturaleza de una u otra manera vamos a fallar, está en nuestra carne que se rebela contra las cosas del espíritu y es todo un ejercicio dominarla. De manera que, piensa siempre que la única persona que NO te va a fallar nunca es aquel bendito que entregó su vida por ti, se llama JESÚS. Él es nuestro modelo de amor y de amistad a seguir.
2. No asumas el rol de víctima. No por el hecho de que no lo hayas sido, porque a lo mejor si fuiste ofendido (a), pero no te quedes allí. La autocompasión prolongada solo hará que te sientas más miserable, llora con toda tu alma y luego cobra ánimo, levántate porque no hay nada más inútil que echar la culpa y adjudicarle a otra persona la responsabilidad de nuestro bienestar.
3. No idealices las relaciones humanas. Se trate de una amistad o de una relación amorosa, recuerda que aunque al inicio todo parezca miel sobre hojuelas, los problemas vendrán. Si esa relación está fundada en valores fuertes, soportará la tormenta, pero si no es así va a tambalear. No le dejes tu relación al azar. Si estás decidido (a) asume el compromiso desde el principio, construye y edifica tu relación; y toma en cuenta que no será perfecta, pero sí puede ser real y genuina de tal forma que resista los embates de las crisis.
4. Perdona. Sea que hayas tomado la decisión de seguir adelante o de terminar con esa amistad o relación amorosa, no hay nada más liberador que el perdón. Tanto si vas a trabajar en esa relación o si la vas a soltar, perdona; y una vez que lo hagas no traigas a tu memoria temas que ya perdonaste porque solo vas a evidenciar que en el fondo sientes rencor y no perdonaste de verdad, y esa relación se irá desgastando a punta de puros reproches. ¡Perdona, y olvida! Aprendamos y pasemos la página.
5. Confía en que los planes de Dios son mejores que los nuestros. Siempre te traerá mucha esperanza pensar que nuestras mentes finitas no alcanzan a imaginar los maravillosos planes que Dios tiene para nosotros. Esto puede molestarte porque a veces nos aferramos a un plan que nosotros diseñamos pero que no es el de Dios. Recuerda que si tú crees en Dios has recibido el espíritu de adopción por el cual Él te considera un hijo (a). Y Él mismo dice en las Escrituras que si los padres saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del Cielo dará cosas buenas a los que se lo piden. Así que, entrégale a Dios los deseos de tu corazón, y espera de Él la respuesta; y ten siempre presente que sus planes definitivamente TE SORPRENDERÁN incluso más que los tuyos propios.
Espero que estos cinco tips puedan ayudarte a superar el mal momento que tú o alguna persona de tu entorno pueda estar atravesando, y recuerda también que aunque por ahora te parezca imposible sanar, todo pasa. Así que ¡Ánimo!
